VIVIR DESDE LA PASCUA DEL SEÑOR Carta semanal del Arzobispo de Valencia

Después de la muerte del Señor, los discípulos vivían una situación de desconcierto: no entendían cómo Dios había abandonado a Jesús. Él había pasado por el mundo haciendo el bien, había sido fiel a la voluntad del Padre. ¿Como era posible que Dios lo hubiera dejado morir en manos de unas autoridades que habían actuado por envidia? El final de Jesús no suponía para ellos únicamente desilusión o desengaño en una persona en la que habían puesto sus esperanzas y por la que lo habían dejado todo. Aquello que se cuestionaban era la misma fe en Dios: ¿Qué Dios es este que, en el momento de la prueba, en lugar de proteger al justo lo abandona en manos de los injustos? Los discípulos no solo necesitaban recuperar una ilusión humana, tenían que ser conducidos a la fe en el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

En el fondo, la prueba de la fe que tuvieron que vivir es la de todos los tiempos: el sufrimiento de los justos, la prepotencia del mal, la muerte de los inocentes, la fuerza de la injusticia… Tantas cosas que tuvo que sufrir el Señor y que hoy continúan estando presentes en nuestro mundo. Una vez muerto Jesús, estarían convencidos que ya había acabado todo. Hoy también mucha gente puede pensar que el mal tiene la última palabra, que estamos viviendo en un mundo sin remedio. Si fuera así, no tendríamos esperanza.

Pero Dios resucitó a Jesús el tercer día y, al actuar así, demostró que no lo había dejado en poder de la muerte; le había dado la razón frente a quienes lo habían condenado. Después de la resurrección los discípulos no recuperaron únicamente la fe en Jesús, sino que renovaron su fe en Dios, que no había abandonado al justo en el momento de la prueba. Por eso no solo anunciaban que Cristo estaba vivo, sino que Dios lo había resucitado. La resurrección de Cristo es la confirmación de la fe en Dios.

Este anuncio es una luz de esperanza para el mundo, porque nos dice que la palabra definitiva no la tiene la muerte, sino la vida; que la prepotencia del mal ha sido vencida por el amor; que, aunque la injusticia parece que muchas veces puede vencer, las causas justas siempre acaban venciendo; que vivir amando y haciendo el bien no es una opción ilusoria, sino que es la de aquellos que saben dónde está la auténtica vida; que trabajar por la paz y la justicia tiene sentido.

La luz de Pascua es la verdad sobre Dios y también sobre el mundo. La gran prueba de la fe ha quedado clarificada; el éxito de los injustos es aparente; la victoria del mal no es definitiva; la mirada verdadera de la historia es la que nos da el mensaje de la resurrección de Jesús. Esto no quiere decir que la lucha haya terminado. Jesús dijo a sus discípulos antes de la muerte: “en el mundo tendréis luchas, pero no tengáis miedo, yo he vencido el mundo” (Jn 16, 33). La celebración de la Pascua no nos evita las luchas. Bien al contrario, para los apóstoles fue el comienzo del testimonio que los llevaría a dar la vida por Cristo. Pero la Pascua nos libera del miedo y del desaliento y nos hace libres. Y en esa libertad podemos seguir trabajando por el Reino de Dios. Pascua es un mensaje de alegría y de esperanza, porque nos da la seguridad en la victoria definitiva de la voluntad de Dios y de su designio de salvación.

Feliz Pascua de Resurrección.

+ Enrique Benavent Vidal, arzobispo de València.

 


 




Papa Francisco:

"La Palabra de Dios nos cambia, mientras que la rigidez nos esconde"

En el marco de la celebración del Domingo de la Palabra, el Papa Francisco recordó que la misión de cada uno de nosotros es "ser anunciadores creíbles y profetas de la Palabra en el mundo", ya que esta "revela la novedad de Dios y nos lleva a amar a los demás sin cansarse". El Pontífice pidió también que volvamos a poner la Palabra "en el centro de la pastoral y de la vida de la Iglesia", escuchándola, rezando con ella, poniéndola en práctica y dejando atrás "la rigidez que nos esconde".

 

 

 

 

Fotos de Bendición a las futuras madres al final de esta página

BENDICIÓN DE FUTURAS MADRES EN NUESTRA PARROQUIA DE SANTA CECILIA

 

 

 

 

Don. Enrique Benavent Vidal Arzobispo de Valencia

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BENDICIONES EL 2º DOMINGO DE MAYO Y 8 DE DICIEMBRE

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